Sarasate 765A
Telefunken Radiotécnica Ibérica; Getafe
- Country
- Spain
- Manufacturer / Brand
- Telefunken Radiotécnica Ibérica; Getafe
- Year
- 1947/1948
- Category
- Broadcast Receiver - or past WW2 Tuner
- Radiomuseum.org ID
- 101256
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- Number of Tubes
- 5
- Main principle
- Superheterodyne (common); ZF/IF 468 kHz
- Wave bands
- Broadcast plus more than 2 Short Wave bands.
- Power type and voltage
- Alternating Current supply (AC) / 110, 125, 150 Volt
- Loudspeaker
- Electro Magnetic Dynamic LS (moving-coil with field excitation coil)
- Material
- Wooden case
- from Radiomuseum.org
- Model: Sarasate 765A - Telefunken Radiotécnica
- Shape
- Tablemodel, high profile (upright - NOT Cathedral nor decorative).
- Price in first year of sale
- 3,465.00 Pts
- Source of data
- - - Data from my own collection
- Mentioned in
- Receptores de Radiodifusión Sonora: panoramica histórica y situacion actual. Tesis.Salvador Saura
- Literature/Schematics (1)
- -- Schematic
- Author
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-
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MI RADIO TELEFUNKEN 765-A SARASATE.
En el verano de 1969, tras haber concluido mi curso de segundo de bachillerato, Consu y Saura, mis padres, me dieron una enorme sorpresa: conocedores como son de mi afición por los temas radiofónicos, pidieron información del curso AFHA de radio por correspondencia, y pocos días después se plantó en casa un comercial de la firma dispuesto a ofrecer cuanta información le solicitásemos y –seguro que ala vista de mi cara de entusiasmo- colocarles el curso. Tras un tira y afloja entre Consu y Saura, la primera partidaria de que las entregas de material fueran trimestrales, pues de lo contrario, me pondría a darle al soldador y no aprendería nada (¡que bien me conoce Consu!) y el segundo de la entrega de todo el material de golpe, pues además suponía una importante rebaja en le precio total del curso, ganó la segunda opción. Una semana después, desembarcaron en mi casa del murcian o Paseo de Corvera una buena colección de cajas, conteniendo libros, exámenes, y sobre todo, una nutrida colección de bolsas repletas de material (a destacar el chasis, transformadores y altavoz) que me pusieron los ojos como chiribitas.
El primer tomo me lo ventilé en una semana, y el examen correspondiente calificó con notable mis conocimientos, que en su vertiente práctica, concluyeron con una radio con detector por diodo de germanio, una galena para los amigos. Mi padre me ayudó a montar la bobina, y a soldar un cable al somier que sirvió como antena. Cuando a través del auricular logre sintonizar alto y claro el Centro Emisor del Sureste de RNE me sentí el personaje más feliz del mundo.
Con el volumen 2 empezaron los problemas, y el tema del triodo termoiónico se me atragantó (apenas tenia doce años y aquellas curvas características de placa y rejilla -por no hablar de las de corriente constante- llegaron a marearme mas de la cuenta) y me planté en las fuentes de alimentación: no había condensador de filtro, transformador de alimentación, válvula rectificadora mono o biplaza, interruptor, cable ni clavija que se me resistiese. Ello unido a mis conocimientos sobre soldadura, me lanzaron a la aventura de la reparación de aparatos ajenos –evidentemente, tras someter a todo tipo de torturas a los dos superheterodinos locales de los que otro día les hablaré.
Recuerdo que se aproximaba Navidad, cuando una mañana de domingo, Saura me subió al coche con destino desconocido, diciéndome que “tenía una cosica para mi”. Al llegar al destino, su taller de basculantes para camiones, abrió la puerta del despacho y allí apareció una Telefunken enorme, de madera rojiza, en cuya trasera figuraba la referencia 765-A Sarasate. Avisado estaba de que no funcionaba. Tras comprobar que la tensión de funcionamiento coincidía con la de alumbrado, conecté, y efectivamente no funcionaba. Inicié mi análisis visual y descubrí que la AZ-1 no se encendía. Recordé las posibles causas (condensadores en corto ¡peligro peligro!) pero tras sacarla de su zócalo continental y limpiarla, observé que el filamento no estaba roto, sino que se había soltado un enganche superior. La puse en su sitio y comencé a golpear suavemente el aparato, hasta que por fin, logré en contacto y el altavoz empezó a sonar y el ojo mágico a brillar. ¡Era mi primera avería localizada!.
La radio pasó al comedor de mi casa, pero había que sacudirla para que funcionase. Y cuanto más tiempo pasaba en marcha, mejor se escuchaba. Durante una semana anduve asi, a fuerza de golpes (mis vecinos del segundo seguro me perdonarán) escuchando embobado aquel sonido alto limpio y claro que procedía de mi flamante radio.
Con mis ahorros y la AZ 1 en la mano me presente en el taller del técnico local, el Señor Serrano (también tiene su historia, ya se la contaré) con el fin de que me diese una solución; tras insistir en que el aparato funcionaba correctamente cuando hacia contacto el filamento (el muy listillo quería que llevase el aparato al taller para obrar y cobrar – sobre todo cobrar- a sus anchas), me dijoque volviera cuatro días después, con quinientas del ala (¡¡quinientas pesetas de las de entonces!!!) a recoger mi nueva válvula, una AZ-41 montada sobre el zócalo original.
Con mi lámpara en el bolsillo y contento cual pareja de castañuelas, llegué a casa, planté la válvula, la radio empezó a sonar (“Dígalo con música, audición de discos dedicados” era la una del mediodía) y el mundo entero pareció detenerse.
Escuchando mi Telefunken mi afición por la la música cobró un nuevo cariz: aquellos sonidos limpios y graves hacían que escuchase el aparato siempre que tenia un rato libre. Con el descubrí a Simon y Garfunkel (aquél fuel el año del Puente sobre aguas turbulentas y Cecilia) Mungo Jerry (In the summertime) Lone Star (Mi calle, La trilogia, Lyla) el Free Yourself de Los Canarios, las canciones de Serrar, Mari Trini (mi paisana), Marisol, Creedence Clearwater Revival,; escuché mi primera Hora 25 con aquel espantoso sonido de la línea microfónica de Radio Murcia, los últimos Teatros del Aire de la SER, Los Favoritos de RNE, Radio Vaticano, Radio Luxemburgo, Radio España Independiente... todo sonaba distinto a través de aque enorme armatoste.
Mas de un susto me dio, pero logré sacarlo a flote, y cada reparación era un nuevo alegrón y empuje para mi incipiente carrera de radioreparador. Cada mañana salía del cole corriendo para llegar a la una a escuchar Dígalo con música en mi Telefunken... hasta un día de imborrable recuerdo en que al llegar, me dijeron que “había echado humo” y se paró. Yo no vi rastro de nada quemado, solo recuerdo que la conecté, y su ojo mágico se encendió, pero sin cerrarse. Mis conocimientos no daban para mas: pensé aprovecharla como amplificador de baja frecuencia... pero no, yo la quería oír sonar como antaño. La guardé en un armario, esperando a tener los conocimientos suficientes para repararla algún día. Guardé en una caja sus válvulas, y no me pregunten como, pero un día desapareció y nunca más volví a saber de ella.
El pasado dia23 de Marzo, y gracias a la colaboración de los miembros del foro español "el válvulas" (www.elvalvulas.com) conseguí un nievo Telefunken Sarasate: vean las fotografías que he colgado en Radiomuseum.
Salvador Saura-Lopez, 02.Apr.08